El pasado jueves, por primera vez en la competición liguera y para finalizar ésta, disputábamos nuestro partido en el antoñente para enfrentarnos a Vandelvira quién había tenido la amabilidad de adelantarnos el encuentro para poder preparar con mayor tiempo y detalle nuestro partido de campeonato de Andalucía.
En el fútbol con la calidad y el nombre no basta, hay que poner garra, lucha y esfuerzo. Cierto es, igualmente, que un exceso de fútbol puede llevar aparejado un hastío físico y mental. De todo un poco aconteció el pasado jueves.
Enfrente teníamos a un equipo con más ganas y ambición que el nuestro. Mucho más habituado a un campo de reducidas dimensiones y que además se encontró, en un saque de esquina, a los dos minutos de empezar el partido, con un gol a favor, fruto sin duda de la falta de concentración de los nuestros quienes todavía estaban en el vestuario.
Al contrario que en otros partidos no reaccionábamos. No trenzábamos jugada alguna y el Vandelvira nos prexionaba hasta la extenuación. A pesar de ello Antoñín de disparo parabólico o Francis pudieron anotar la igualada.
No fue así. Más bien al contrario, en un nuevo balón parado, defendíamos mal y Vandelvira ampliaba su ventaja y marchábamos al descanso. El árbitro y es la primera vez que lo recalco mal no rematadamente mal.
Tras el descanso, la decoración cambió, pero no era nuestro día. Teníamos tres o cuatro claras ocasiones, pero unas veces por mérito del portero y otras por demérito nuestro no acertábamos y Vandelvira aprovechaba todas sus oportunidades y nos hacía el tercero. El castigo era excesivo, pero ya se sabe en el fútbol el que perdona lo acaba pagando, máxime cuando el rival hace sus deberes y además se planta bien en el campo. Seguíamos acumulando ocasiones pero sólamente una, por mediación de Merchan, acababa en las redes rivales. Final del partido y de la liga con un mal sabor de boca que no debe empañar una buena imagen general de los nuestros a lo largo y ancho de la competición.
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