Según dicen los expertos la categoría donde más se nota la diferencia física es la que estamos disputando. Nos encontramos ante equipos mucho más físico que el nuestro lo que nos hace que cada victoria sea realmente difícil y que tengamos que dar más del cien por cien para, en la medida de lo posible, mitigar esa gran diferencia.
El pasado sábado se unieron todos los factores posibles. El once ideado por Tete salió con solvencia y prestancia en el juego. El balón se movía con criterio y gozábamos a los cinco minutos de una gran ocasión. Alvaro elevaba el balón ante la salida del portero, Armenteros seguía el esférico, pero finalmente de manera inexplicable, cuando todos cantábamos el gol, el balón no se alojaba en las redes.
No era la única oportunidad de la que gozábamos, en apenas diez minutos Antonio Manuel finalizaba buenas jugadas colectivas de los nuestros mediante sendos disparos que se escapaban por escasos centímetros. Sin embargo, con el paso del tiempo, el equipo abandonaba su patrón de juego. Cierto es que no pasábamos apuros en defensa, mostrándose los nuestros seguros en ese menester. Pero instaurábamos, con mayor asiduidad, el balón largo en busca de Alvarito, lo que era contrarrestado con relativa facilidad por la fornida defensa del equipo visitante.
La segunda parte sin duda fue la peor de la temporada. Aunque sería injusto no reconocer la labor del equipo visitante. El Mancha Real jugó, muy bien, sus bazas, aderezada por la pizca de suerte que además es necesaria. En su primera aproximación, por mor de un desajuste defensivo, anotaban el cero a uno, ante un disparo lejano donde Antonio era imposible que llegara. Si el equipo visitante, como hemos dicho, había jugado bien sus baza: Seguridad defensiva, con dos líneas de cuatro plantadas y juego directo en busca de sus dos atacantes, el gol todavía les hacía creer más en su táctica.
El equipo intentó el empate. Seguramente con más corazón que cabeza. Las líneas estaban muy separadas, seguíamos buscando el balón largo y sólamente cuando realizábamos nuestro juego habitual creábamos alguna sensación de peligro. No se trata de justificar la derrota sino constatar la realidad. Los árbitros, a pesar de lo que digan algunos, no nos ayudan. Para muestra un botón, el penalty que no señalaba el trencilla a Javier es de manual. De lo que pudo haber sido a lo que realmente fue, en una contra el Mancha Real se aprovechaba de otra indecisión y hacía el definitivo cero a dos.
Derrotas como esta son dolorosas. El físico supera a nuestra mayor pericia futbolística. Sin embargo ni hace tres días eramos tan buenos ni ahora somos tan malos. Tenemos una ventaja respecto al resto de equipos, once meses de aprendizaje de cara a la próxima temporada en competición autonómica. Estoy completamente seguro que los infantiles de segundo año poco a poco van a ir ocupando el lugar que les corresponde, su calendario ha sido complicado pero al final de la primera vuelta estarán fuera de los lugares de peligro.
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