Madrugón de los que hacen afición el que los/as sufridos/as padres y madres de la Fundación, junto con los componentes del equipo, teníamos que acumular en nuestro cuerpo para poder ver y disputar el partido que nos enfrentaba al equipo de Alcaudete.
Tras la llegada de los componentes y su ubicación en el vestuario, los progenitores marchábamos en busca del buen desayuno, café, chocolate y churros, amén de la adquisición del pertinente cupón (por cierto no premiado).
De salida el once ideado por Tete estaba compuesto por Carlos en portería, con una línea de cuatro formada por Alberto, Christian, Jairo y Moya, en el centro Jesús y Moisés, con Francis y Armenteros abiertos en banda, Javier a la media punta y la vanguardia para Alvaro. Posteriormente se incorporarían Manuel, Antoñín, Juan y Antonio Cornejo. No eran de la partida Antonio Manuel y Javier López.
El partido tuvo cuatro actos utilizando el término teatral: el primero primoroso, el segundo de relajación, el tercero de oficio y el cuatro de salvese quién pueda. Lo dicho, los veintincinco primeros minutos fueron un lujo para la vista. Grandísima la fluidez, rapidez y colectividad que imprimían los nuestros al juego. Desde el primer momento se erigían en dominadores del juego, con nuestro patrones habituales, en estos primeros compases de liga, solidez defensiva, ninguna oportunidad concedida; dominio en el centro, a pesar de la gran diferencia física de nuestros rivales; ensanche del campo en bandas y, en esta ocasión, buen porcentaje de acierto en la definición.
En esos primeros compases del partido, dejábamos el mismo visto para sentencia. La lata la abría Alvaro al trazar Javier Armenteros un preciso pase a la diagonal de Alvaro. Desde la línea defensiva de sacaba el balón con prestancia, volcando el juego de un lado a otro, obligando al equipo local a realizar un gran desgaste físico, a pesar de lo cual nunca se rindió y no le perdió la cara al partido, a pesar de encajar el segundo gol merced a un gran disparo de Moisés desde el vértice del área al palo opuesto del portero.
Con cero a dos Tete introducía un triple cambio al saltar al terreno de juego Manuel, Antoñín y Juan. A pesar del cambio de cromos la partida seguía su tónica. El árbitro no exhibía dos tarjetas de libro al equipo local, en sendas jugadas donde los nuestros eran agarrados y trabados para evitar su progresión a puerta. A pesar de la tan consabida diferencia física, los nuestros no se aminalaban y ejecutaban a la perfección las consignas de Tete: balón al piso y dos toques.
Esa premisa fue ejecutada primorosamente por Jairo, Moisés y Francis en jugada en banda izquierda finalizada con asistencia a Alvarito que nuevamente batía el portero local en la salida. Con el cero a tres llegaba el inicio del segundo acto, los nuestros se relajaban y se tomaban un respiro. Sin embargo tampoco debemos reseñar un cambio de tendencia radical en el partido. Dos apariciones del equipo local fueron las únicas acometidas a reseñar, la primera abortada por Carlos en presta salida y la segunda, motivada por una pérdida de los nuestros, consistente en un tiro lateral que se perdió fuera de portería. Sin más sobresaltos llegábamos al descanso.
Tras el descanso, controlábamos sin sobresaltos el partido, esperando nuestras oportunidades. Ese control no otorgaba resquicio alguno al equipo local. Tampoco el Alcaudete, a pesar del claro resultado en su contra, se vino al ataque. Mantenía su clara apuesta defensiva y buscando alguna contra merced a los despejes desde su posición defensiva que una vez tras otra morían cointrolados a los pies de los nuestros. Alguna tendríamos, Javier Armenteros la tuvo en su bota izquierda, pero al ser diestro no acertó en la definición. Alvaro tampoco tuvo suerte. Pero la estrategia iba a surtir su efecto y la falta "......." era ejecutada a la perfección y Francis sentenciaba, sino lo estaba ya, el partido.
Con cero a cuatro se iniciaba el último acto, salvese quién pueda. El juego, gracias a la permisibilidad del árbitro, se tornó rudo y brusco, lo que propició el cambio de tercio del mister. Buscaba el balón al espacio huyendo del cuerpo a cuerpo donde claramente saldríamos perdedores. Las oportunidades iban a llegar merced a tres faltas en la frontal que culminaban con otras tantas tarjetas para el equipo local. Ni Alberto, Francis o Antoñín acertaron con la portería contraria y el partido languideció, por fortuna, sin ninguna incidencia física. Cuarta victoria de los nuestros, segunda a domicilio, frente a rivales situados en la parte baja de la clasificación. La segunda parte del calendario nos deparará los enfrentamiento ante los equipos que deben estar luchando por ocupar plaza en la competición doméstica. Ubeda y Linares tradicionalmente la han disputado y La Carolina y la Peña tienen equipo para conseguirlo. Nuestro sigueinte rival, también, está cosechando importantes triunfos y el sábado a las 16,00 horas será un equipo muy difícil de vencer.
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