El pasado miércoles nos desplazábamos al municipio cercano de Mengíbar para disputar un partido en la cumbre en la liga de fútbol sala. La inesperada derrota ante el Andújar F.S daba al partido una importancia vital de cara a las aspiraciones al título de liga.
La visita iba a ser muy diferente a la que rendíamos el pasado ejercicio liguero donde nos enfrentábamos al equipo del 99, al que vencíamos por doce goles o más en ambos partidos. Para aquellos escépticos de la edad y que tratan de restar méritos a los equipos de primer año esa es la diferencia.
Tete disponía ese sistema rotatorio de dos equipos que tantos frutos le dispensaba la temporada pasada. De salida Carlos en portería, con Alberto de cierre, Francis y Javier Armenteros en las alas y Jairo de pivot, a los siete minutos ya estaban en el campo Manu, Antoñín, Antonio Manuel y Alvaro.
El partido fue disputado de poder a poder. Presión asfixiante la ordenada por Tete y peligro por el equipo local cuando superada esta. Mayor posesión y mayor número de oportunidades de los nuestros, pero oportunidades también las que abortaba Carlos en primera instancia y Antonio ulteriormente.
Cobramos ventaja al inicio del partido. Antes incluso pudimos hacerlo. Francis aprovechaba una contra y superaba con sutileza al portero local en su salida. El Mengíbar no se amilanaba, avisaba y Carlos respondía y ejecutaba el empate en una definición de calidad. Tras el gol buenos minutos de los nuestros que se hicieron acreedores a irse al descanso con el marcador a su favor.
En la reanudación el Mengíbar salió más enchufado y gozó de dos buenas oportunidades solventadas certeramente por Carlos en otras tantas grandes intervenciones. Los pequeños se reponían y tomaban el mando de las operaciones, obligando al cancerbero local a lucirse y a sus defensas a trabar en multitud de ocasiones las jugadas de los nuestros, hasta acumular cinco faltas.
Los cinco últimos minutos fueron de infarto. Alberto lanzaba fuera, por escasos centímetros, un doble penalti. Antonio Manuel sentaba en un palmo a su par y disparaba abajo al palo para hacer el segundo de los nuestros. Tanto que a la postre supuso el gol de la victoria y un paso importante para nuestras metas clasificatorias. El gol llegó a falta de treinta segundos para el final, pero el árbitro decidía prolongar el partido tres minutos. En ese tiempo gozábamos de dos ocasiones más y de un doble penalti malogrado por Bolívar. Ellos tuvieron la suya pero Antonio, con felinos reflejos, sacó un pie con el que el partido expiró, con tres puntos que volaban hacia la capital del Santo Reino ante del duelo capitalino con Vandelvira.
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