Tras el brillante triunfo conseguido en la modalidad de fútbol once ante el lider de la categoría nos enfrentábamos con un equipo de primer año al que vencíamos en un partido tedioso, quizás el peor jugado por nuestra parte en los últimos doce meses. Lo mejor, sin duda, tres puntos más y dos de dos.
Ganamos por inercia, como muchos partidos de la temporada pasada, donde la teórica superioridad lleva a la falta de tensión y relajación. Precisamente eso es lo que nos ocurrió, tras la tempestad del sábado llegó la calma del domingo. Afortunadamente para nuestra formación la competitividad de la primera provincial hace necesaria una concentración permanente y así evitar caer en el conformismo.
Lo dicho vencimos por dos a cero. Ambos goles conseguidos en la primera mitad. Antoñín y Moya fueron los autores, malogrando, al menos, tres clarísimas ocasiones para haber finiquitado el partido. No lo hicimos y así llegamos al descanso.
Que la concentración no era la misma que la del partido del sábado era evidente bastaba ver el rondo de los doce componentes del equipo más aquellos que no estaban convocados. Buen rollo y buen ambiente pero no había brillo en los ojos.
La segunda parte fue soporífera. Marrábamos multitud de ocasiones, incluso una pena máxima. A pesar de ello, los porteros se erigían en los protagonistas del partido. El buen cancérbero atlético estuvo sobresaliente durante todo el partido. Antonio estuvo excelso en los últimos cinco minutos que fue cuando el equipo blanquimorado se fue arriba.
Ahora bien, a falta de buen juego, debemos destacar la solidaridad y compañerismo. Doce eran los convocados todos asistían al margen de otros dos compañeros que a pesar de no estar convocados querían estar con los suyos y apoyando a estos. En esto ganamos el partido por goleada al comparecer el equipo rival con un sólo cambio, seis gladiadores a los que sin duda hay que felicitar por su buen hacer y gran sacrificio.
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